Hace poco vi “Youth Without Youth” (2007), la última película del señor Francis Ford Coppola, una pequeña película rodada prácticamente en Europa, más concretamente en Rumania y la isla de Malta, y protagonizada por Tim Roth, y la pareja más carismática del reciente cine contemporáneo: Hitler y su secretaria, quiero decir, Bruno Ganz y Alexandra María Lara.
Mr. Coppola llevaba ya un largo período retirado del cine y dedicado a otros menesteres quizás más acordes con su exquisito hedonismo, como son editar una revista literaria (Zoetrope: All-Story) y comercializar el exclusivo vino que produce en sus viñas californianas. El caso es que Francis, como lo llaman en casa, es inquieto e hiperactivo y, afortunadamente para sus admiradores, ha vuelto, como Terminator, a su gran amor, el cine y, con ánimos renovados, y sabias maneras, ha puesto todos sus huevos en la cesta -esta expresión quizás no es muy afortunada- y está el hombre que no para, reinventándose a sí mismo y haciendo un cine artesanal, autofinanciado, con el fin de no comprometer sus sólidos principios de artista a las mefistofélicas e implacables grandes productoras estadounidenses. ¡Qué malos son los productores!
El resultado es, a juzgar por su primera “nueva” película, totalmente ... ¿delirante? ¿cerebral? ¿extraño? ¿rrraaaroooooooooo? Yo diría chispeante, sorprendente y ... vaya, ¡qué raro ... Francis nunca toma una segunda taza de café!
Igual esta entusiasmada impresión se debe a que llevaba una mala racha, viendo, una tras otra, películas mediocres, previsibles y aburridas. Sea cual sea la razón el caso es que, de repente, vi la de Coppola y todo era, no sé cómo describirlo, extraño, sorprendente, con un aire a antiguo, a clásico, en el buen sentido claro, con una fotografía cuidada, unos créditos ... ay, esos títulos de crédito me conquistaron rápidamente. Y como me gustaron tanto, y estaban acompañados por la estupenda música del compositor argentino Osvaldo Golijov ya no pude sino rendirme feliz y entregado. La película es muy recomendable aunque sea farragosa, densa a más no poder y quizás irremediablemente pretenciosa. Pero a la vez es mágica, interesante y ... en definitiva, una razón más para celebrar el regreso de Mr. Coppola y esperar con anticipación su próxima entrega, “Tetro”, que anda rodando en Argentina con Vincent Gallo (que sustituye al exhausto Javier Bardem) y Maribel Verdú entre otros, y para la que vuelve a contar con Golijov. Hasta entonces, intenten ver “Juventud sin juventud”, si es que se estrena algún día, o disfruten de estos bellos y líricos títulos de crédito.
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